sábado, 13 de marzo de 2010

GARDEL Y LA ESCUELA CONFUSIONISTA ORIENTAL

La costumbre de utilizar la confusión, convertida en “ARTE”, como su arma de guerra predilecta, une a los fallidos pretendidos sostenedores de la fábula de un Carlos Gardel nacido en el Uruguay. Una quimera que pregonan sin aportar pruebas y sí refiriéndose a que tal presunto alumbramiento, se produjo en una fecha imprecisa situada, para no errarle, desde 1880 hasta 1887, pasando también por 1885 y finalmente extendida – siempre por las dudas – al año 1890.

Es así como en los sitios que regentean y en cualquier hueco que encuentran en Internet, desarrollan su clásica verborragia “sanatezca” y llenan espacios con largas disquisiciones muy poco serias y carentes de toda prueba fehaciente o documento que las respalden.

Se caracterizan además, por despreciar y atacar sistemáticamente a todo aquél que al escribir – con sobrados títulos o no – se opone a la fábula creada por “Avlis” y bastardeada aún más, por Bayardo y el siempre agraviante González Paysée.

No escuchan las verdades que se les dicen, viven un pasado penoso, rodeados de dichos que no se amilanan en “refritar” continuamente. Escriben y hablan siempre, de las mismas incongruencias que han sostenido en su intento de quitarle a Francia, el privilegio de ser el suelo natal de Gardel y a la Argentina, a uno de sus máximos exponentes culturales.

Simulan ser ciegos o desentendidos, para así ignorar las verdades que resultan de investigaciones serias que fehacientemente demuestran, como definitivo PUNTO FINAL, el hecho que Carlos Gardel nació en Toulouse – Francia y se crió, se hizo hombre y llegó al éxito en la porteña ciudad de Buenos Aires.

Todo esto es una verdad avalada por la justicia de Argentina y Uruguay, la imparcialidad de la UNESCO y las claras manifestaciones públicas que formularon, cada uno a su tiempo, los presidente de la República Francesa , Jacques René Chirac y Nicolas Sarkozy.

Desdichadamente para los difusores de la absurda hipótesis oriental y tal cual lo expresara el historiador Juan Carlos Esteban, con decisión y ofreciendo las correspondientes pruebas, nada igual pudo decir, en el tiempo en que duró su mandato, el flamante ex presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez, quien “le trasmitió al doctor en Medicina, Hèctor Bello Smith, entrañable amigo, que asistía a Juan D’ Arienzo y asiduo participante de la Peña de Maldonado, que no podía complacerlo con el examen de ADN, en razón de "NO CONTAR CON PRUEBAS; DE NINGUNA NATURALEZA, QUE RELACIONARAN A CARLOS GARDEL CON LA FAMILIA ESCAYOLA" y "Por lo tanto no se podía exponer a un desaire Diplomático".

Vale entonces destacar que dentro del marco de las comunes confusiones a que nos pretenden llevar los “uruguayistas”, uno de sus distinguidos Presidentes, encendió la luz del Poder, frente a la oscuridad en la cual se debaten seres tercamente decididos a negar todo “hecho” que no convenga a sus intereses y a partir de ello, elucubrar falsas hipótesis en las que acomodan los sucesos a su mejor conveniencia.

La terquedad y su afán confusionista, se ponen de manifiesto a cada rato. Por ejemplo, hace poco tiempo y viendo desfallecer nuevas esperanzas, buscaron favorecerse con críticas a situaciones perfectamente tratadas en obras muy importantes de investigación, tal el caso del libro “CARLOS GARDEL sus antecedentes franceses”, escrito por Monique Ruffié, Juan Carlos Esteban y Georges Galopa.

Así es como al analizar la citada obra, se detienen a cuestionar un error de traducción, el cual efectivamente existe, pero que para cualquier mente común, no significaría mayor problema.

Hacen hincapié entonces, en que la traducción debió ser: “Las solicitudes de visa y pasaporte para la América del Sur sólo fueron conservadas los años 1888 - 1889 ...”, en lugar de la que figura en el libro, donde se dice: “solo fueron conservadas “a partir” de los años 1888 – 1889 …”

El error existe y es muy claro que fue involuntario y de buena fe, pues en el libro se inserta la nota origina, escrita en francés, que da pie a esta “chicana”, de manera que incluso cualquier alumno regular de la “Academia Pitman ”, puede observarlo y resolverlo.

Sin embargo, la “maestría oriental” aprovecha este “incidente” y se apresura a conjeturar (siempre atada a su constante costumbre de prejuzgar en lugar de probar) que ese “a partir” omitido, “puede interpretarse como que fueron conservadas las solicitudes de los años posteriores al año 1889”.

Esta absurda observación, es otra de las tantas argucias que utilizan quienes no entienden que la realidad rescatable de todo esto, es que en los antecedentes del registro de 1888 y 1889 no figura ninguna solicitud, ni otorgamiento de pasaporte a favor de Marie Berthe Gardès. Esta es la principal y única situación que debe importarnos, lo demás – como siempre digo – es “papel pintado”.

Recordemos que a mediados del año 1887, Berta vivía con su madre en Burdeos, donde fue censada y que siguió habitando en esa ciudad hasta que se fue a vivir a  Toulouse.

Los archivos del departamento de Gironde. del cual Burdeos es su capital, contienen sí las constancias de los pasaportes solicitados entre 1871 y 1910, período en el cual tampoco figura ningún pedido o entrega de tal documento a Berta. Recordar por favor, que los solicitantes tenían que tener “Residencia” en el lugar de embarque, en este caso Burdeos.

Por lo tanto se debe descartar que la madre biológica de Carlos, haya podido realizar un viaje de ultramar, durante ese lapso. Por otra parte, no debe olvidarse que en aquella época ese tipo de traslado consumía mucho tiempo, pues como por todos es bien conocido, los Airbus no habían sido aún construidos.

Ya en 1890 Berta queda embarazada y el 10 de noviembre se interna en el Hospital Saint Jose de la Grave, donde el 11 de diciembre nace el futuro Carlos Gardel.

Por lo tanto, insisto, no caben sospechas ni artilugios dubitativos: Marie Berthe Gardès, no salió de Francia, como falazmente se pretende inducir.

También arremeten, demostrando poco conocimiento en materia de práctica marítima, con el tema del arribo a Buenos Aires del vapor Dom Pedro, trayendo a bordo a Berta y Carlos y así efectúan cualquier tipo de especulaciones poco felices, sin reparar que la realidad está dada por los acontecimiento que fueron publicados en esos mismos momentos (marzo de 1893) por el diario La Nación, que al día siguiente, da cuenta que el día 11 subieron las autoridades a bordo, del Dom Pedro, con lo cual se formalizó oficialmente, en ese momento, la entrada del navío al Puerto de Buenos Aires, tal cual corresponde y estipulan los normales procedimientos en la materia.

De ahí que para Migraciones, la fecha de entrada oficial del buque fue el 11 de marzo de 1893, que no tiene necesariamente que coincidir con el día en que la nave atracó en el muelle.





Para obtener mayor información, es oportuno leer y analizar enteramente, lo dicho en las páginas 109 y 110 del libro “Carlos Gardel sus antecedentes franceses" y así evitar tomar en cuenta cualquier otra información, que no responda a la realidad.

No debe olvidarse entonces, que para sopesar los detalles de cualquier “procedimiento”, es sumamente importante contar con bases ciertas de donde partir, pues como ya fuera dicho: “Sobre una fuente segura uno pueda reflexionar, pero sin nada, como lo dice la Biblia: Todo es vanidad, seguida del viento”.

Para finalizar, veamos otro hecho, a todas luces irrelevantes, pero traído capciosamente al terreno del comentario del suceso que nos ocupa: Se trata de pretender remarcar – con el presunto ánimo de menoscabar relevantes verdades - que oportunamente Berta dijo a “La Canción Moderna” que llegó al país, “el día 23 de marzo”

Al respecto, cabe la posibilidad que a más de cuarenta años de lo sucedido, la señora Berta pudo haber equivocado el día (no el mes) o bien que el periodista confundiera la fecha, al registrar o pasar en limpio lo manifestado por la madre de Carlos. No olvidemos que a esa fecha, las declaraciones se anotaban apuradamente en un papel y luego se les daba forma. De todas maneras, insisto, el dato es irrelevante.

Igual “oscurantismo y/o retorcimiento”, pueden encontrarse en todos los comentarios que la “grey uruguayista” hace de sucesos referentes al tema en discusión, en los sitios que manipulean o en cualquier hueco que encuentran en Internet.

Parece ser que la verdad poco les interesa y la subordinan a su acentuado espíritu chauvinista, como así también a otras necesidades que se relacionan con lo económico.

Muchas veces el silencio es la peor mentira, pero aún es más censurable, hablar sin tener nada que sostenga la palabra.

José Pedro Aresi

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