martes, 11 de diciembre de 2007

GARDEL: Reaparición del Sr. Nelson Sica y el ADN



¡Qué sorpresa! He aquí al Sr. Sica, a quien lo suponíamos desaparecido en combate, o formando parte de esa realidad virtual en la que se agitan los gardelistas tacuaremboenses.

Hace más de un año mandamos una nota a la denominada Academia del Tango que comanda, planteando algunas cuestiones tales como


si existía alguna evidencia de la estadía de
doña Berta en el Uruguay,
o
si tenían conocimiento de algún registro de entrada
o salida oficial del país de la señora Gardes,
o en fin,
cualquier cosa que se le parezca.


No fuimos acreedores a una respuesta, ni siquiera a un mero acuse de recibo. Pero bueno, apareció y eso es lo importante. Y lo ha hecho para brindarnos un rato de sano esparcimiento y buen humor.

Nos entrega una especie de nota social, glosando la importante reunión llevada a cabo, nada menos que en el mismísimo escritorio del Sr. Paysée González, quien los recibió personalmente.

Releo continuamente la nota enviada por el Sr. Sica. Es envidiable como recrea el ambiente. Casi veo el despacho del Sr. Paysée, y lo imagino casi como el del Sr. Bonavena, de Ezpeleta, Pcia. de Buenos Aires, tan admirado por Borges. La atmósfera umbría, los severos estantes, la lupa al lado del Quijote de bronce con base de ónix y la gastada agenda de plástico símil cuero, perfumado por un no del todo desagradable aroma amargo mezcla de humo de tabaco negro y mate con yuyos digestivos, sin que falte la airosa presencia femenina, representada en esta solemne ocasión por la meritoria Sra. Iñiguez.

¿Puede concebirse algo más divertido que esa cumbre de notables decidiendo seriamente “aceptar la jurisdicción argentina” para el hipotético ADN de Gardel y su madre.? Qué otra jurisdicción podría haber, y quienes creen ser para aceptar o no lo que determine la justicia argentina?. La sola enunciación, unida al tono solemne y pomposo de la nota, produce un efecto humorístico irresistible.



¿Y qué decir de la teoría del veterinario Dr. Bieler que sostiene que el cadáver de Gardel fue cambiado? ¿Cambiado? ¿ Quién y para que alguien haría eso en el año 36? Y si lo hubieran hecho, ¿Por qué deberían alarmarse estos involuntarios humoristas?

Por el contrario, jamás podría el ADN de un extraño coincidir con el doña Berta, lo que, en definitiva, les vendría como anillo al dedo a sus “teorías”.

Y el extraordinario pasaje en el que se alega no haber apoyado el pedido de comparación de ADN de Gardel y su madre hecho por el CEG por falta de una ratificación expresa. Solamente estos personajes pueden suponer - o fingirlo - que una invitación hecha en pleno Congreso, filmada y grabada, escuchada por todos los asistentes y reiterada infinidad de veces en charlas y mails, necesita ser certificada por un escribano, o vaya a saber uno por quien.

Indudablemente, pocas ganas había de que se hiciera ningún análisis, ni de acompañar gestión alguna. Para rematar, este señor P. González afirma que el escrito para solicitar el ADN de CG fue mal hecho a propósito, para lograr así que la justicia deniegue el pedido. Bueno, puede ser...

Pero mejor así, ya que ahora tienen una extraordinaria oportunidad: ¿Qué les impide a estos campeones de la verdad y la moral formular un nuevo pedido, esta vez bien hecho? Pídanlo desde la justicia uruguaya, si les parece mejor, pero hagan algo de una buena vez.

Hace mil años que están cacareando sobre estas cosas, criticando lo que hacen los demás, pero, fuera de autoelogiarse no producen hechos de ninguna índole. Y es una lástima, porque seguramente cuando se conozcan las pruebas que poseen, unidas a la claridad conceptual y de estilo que los caracteriza, la justicia no podrá menos que acceder a la solicitud. Desde ya, y sin ser un profeta, anticipo que no van a hacer absolutamente nada.

Ignoro los eventuales méritos literarios del Sr. PG, y no es tema de mi incumbencia Tengo ante mi vista una fotografía del 17 de agosto de 1935 tomada en el puerto de Montevideo. En ella se ve una comisión de damas uruguayas entregando una placa de homenaje a doña Berta Gardes, y de esta imagen se desprende una indescriptible emoción. Este sentimiento, desde ya, es absolutamente ajeno a las desprejuiciadas personas que han dedicado sus vidas a denigrar a Gardel y a su madre, sin arte ni gracia.

No puedo menos que preguntarme que sentirían esas distinguidas señoras si hubieran llegado a sospechar que esta misma Marie-Berthe Gardes, esta doña Berta tan querida por todos quienes la conocieron y adorada por su hijo Carlos Gardel y a quien ellas homenajeaban con lágrimas en los ojos, iba a recibir, años después, las afrentas de un grupo de sus connacionales, encabezados por este señor PG, a quien hoy homenajean sus compañeros de ruta..

Buenos Aires, diciembre 8 de 2007


Enrique Espina Rawson
Presidente del Centro de Estudios Gardelianos


NOTA: Estas expresiones han sido ya publicadas, en la página Web del Centro de Estudios Gardelianos.

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