lunes, 19 de abril de 2010

GARDEL Y EL CENTRO DE ESTUDIOS GARDELIANOS

A mis amigos:

Con todo respeto y amistad me dirijo a mis compañeros y amigos del CEG, para hacerles llegar algunas reflexiones, con respecto a nuevas cartas y propuestas de quienes sostienen la falacia del Gardel oriental. Aclaro, por si hiciera falta, que quien no coincida conmigo seguirá gozando del mismo aprecio de siempre, ya que estas líneas no son más que algunas consideraciones personales, que no hacen a cuestiones de fondo, sino a como creo deberíamos encarar estos temas.

Primero: Nosotros, y me refiero al CEG, no sostenemos ninguna “teoría” respecto a la filiación e identidad de Carlos Gardel, ya que ambas fueron comprobadas en los juicios sucesorios de 1936 en Buenos Aires y Montevideo sin oposición alguna.

Segundo: Quienes no estén de acuerdo con esta realidad, deberían emprender- aquí o allá- todas las acciones que estimen convenientes en pro de su objetivo, para lo cual, obviamente, no necesitan nuestro permiso ni nuestro “acompañamiento”. El tiempo será testigo que no harán nada.

Tercero: Todo avala nuestra posición: La documentación pertinente aprobada por la justicia argentina y uruguaya, la palabra de Gardel en su testamento, más toda clase de documentación íntima absolutamente respaldatoria de todo lo que sostenemos. Hasta la bóveda del cantor argentino por antonomasia, autor de “Mi Buenos Aires querido”, Carlos Gardel, está en su ciudad. ¿Qué más-pregunto-podemos pedir?

Cuarto: Puntualizando. Esta gente, que pretende cuestionarnos y plantearnos alternativas de igual a igual, ¿a quien o a quienes representan? A nadie. ¿Qué particular, en el Uruguay, tiene interés legítimo en el caso Gardel? Ninguno, y ellos menos que nadie.
¿Tienen, acaso, algún apoyo o delegación de su gobierno? En absoluto. El gobierno uruguayo-entiéndase bien, su propio gobierno- ni los escucha ni les cree, ya que jamás ha intentado- y puedo asegurar que jamás lo hará- reclamo formal de ninguna especie. Simplemente deja hacer, como ciertos imperios de antaño con sus corsarios. Si la operación sale bien son reconocidos. Si no, no. Así de simple.
Finalmente estoy convencido que el sólo hecho de dialogar con estas personas es un desprestigio, y significa darles entidad. Las conversaciones y cambios de ideas en este, como en cualquier otro tema, se deben mantener con pares. Este no es el caso, por cierto. Tenemos muchos planes para realizar en este 75 aniversario de Carlos, y luego en el 120 de su nacimiento.
No perdamos más tiempo.

Cordialmente.
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Enrique Espina Rawson
(Presidente del C.E.G.)

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