Respuesta del señor Espina Rawson al señor Ostuni
Estimado Ricardo Ostuni:
Se ocupa Vd. de tantos temas en su carta que no tendré más remedio que contestar en particular cada punto en cuestión. Veamos. ¿ Qué tiene de agraviante que yo haya dicho que la Sra. Iñiguez era su “alter ego”, vale decir su “otro yo”? ¿ No piensa acaso igual que Vd., no están en permanente consulta, al menos sobre el tema Gardel, no hay una absoluta identidad de pensamiento? No entiendo que puede agraviar a Vd. o a esta señora mi expresión, pero, de todas maneras la retiro si le molesta a Vd, o a ella, o a ambos simultáneamente.
Dice a Vd. con respecto al caso Estrázulas que “a la gente se la juzga por su ética, no por sus ideas”, afirmación que nadie puede dejar de compartir.
Bien. Vamos a considerar, entonces, la ética de este señor, no su persona ni sus eventuales méritos, que no estoy en condiciones de juzgar ni me incumbe hacerlo.
Nos dice en su nota de “El País” que “La identidad de Gardel continúa sumando testimonios evidentes de su nacionalidad oriental. Los documentos que así lo prueban superan ya la veintena. Ahora, un reportaje inédito al gran escritor argentino Jorge Luis Borges- de 1985- se agrega a las evidencias”.
Es notorio que esta parte del reportaje no existió, (¿ será incorrecto decir que es mentira?) tanto por los colosales errores de toda índole, cuanto por la desmentida del hijo del autor de ese reportaje, y único testigo del mismo. Vd. mismo reconoce que no es veraz, así que no es necesario probar lo probado.
Y si no existió, y el Sr. Estrázulas lo publica con su firma, ¿qué debemos creer? ¿Qué clase de ética será la que le permite a este señor este tipo de inventos? ¿El diario “El País” le habrá pagado por esta nota? ¿Vd. que opina? De ahí que la descalificación del Sr. Estrázulas que Vd. me atribuye no surge de mis comentarios, que son innecesarios para evaluar estos hechos.
Pero ante lo que es un evidente armado ex-profeso de un diálogo inexistente, como si esto fuera poco copiado en frases textuales de uno de los más famosos cuentos de Borges, y con el confesado candoroso propósito de sumarlo a las “evidencias” del Gardel oriental, me cabe a mí preguntarle si estas son las “ideas” del Sr. Estrázulas de las que Vd. me habla. ¡Vaya ideas y vaya evidencias!
Yo me hago cargo perfectamente de lo que digo, y lo que digo es que esto es lisa y llanamente un bochorno, un escándalo que clama al cielo y del que no recuerdo precedentes, y tenga la seguridad que seguiré ocupándome para que se haga justicia, ya que como expresé antes no hay derecho a poner semejantes torpezas en boca ajena, y menos en la de Borges.
Ya ve que no se trata, inocentemente, si Borges conoció o no a Gardel, como Vd. parece creer, y si, efectivamente, así lo cree, me parece que caratula mal el expediente.
Ricardo; no comprendo, entonces, como Vd. puede hablar de un error, y que encima se agravie conmigo por defender a nuestras dos máximas glorias, tan malamente tratadas.
Comparto sus dichos en el programa de TV al que alude y en el que, desde luego, yo no participé. Las verdades no siempre surgen de los gritos. Pero a veces sí, como en el famoso caso de Sarmiento en el Senado, pues ya sabemos que en ocasiones la reiteración de mentiras y tonterías exasperan al más educado, que no por gritar deja de tener razón. Pero concuerdo con Vd. en que no es necesario faltar el respeto.
Sobre el tema Geniol no he tenido conocimiento. Lo lamento y sé que me hará el favor de creer que semejante tontera no puede serme atribuida.
Me alegro que esté concluyendo un libro sobre Borges y Gardel, que seré de los primeros en adquirir y leer. Casualmente también estoy terminando una obra sobre el mismo tema, que alguna vez hemos charlado.
Pero acá hay una cuestión de fondo que no me ha respondido, y que surge de la declaración de principios del mismo Estrázulas, recopilador de evidencias sobre el Gardel oriental. Simplifiquemos estas asperezas, y como dicen los dermatólogos vamos al grano.
No cometo infidencia ninguna al decir que Vd. manifestó en la rueda de amigos en la que departíamos que estaba más convencido que nunca que Gardel era uruguayo. Mejor así. Con los más de 20 documentos que dice tener Estrázulas más elementos que sin duda Vd. posee tengamos el debate que le propongo. Yo no tengo ninguna carta escondida, sólo lo conocido. No habrá lugar a palabras altisonantes ni gestos descomedidos, ya que podremos contestar por escrito sobre temas concretos, puntuales.
Los dos conocemos personas de alto prestigio y solvencia incapaces de “encontrar” reportajes olvidados e inéditos, que con gusto formarían un tribunal “ad-hoc” para entender en este caso. Las conclusiones y los fallos serían difundidos y constituirán un valioso material de consulta para los estudiosos futuros. No rehuyamos la confrontación que, en este caso, resultará esclarecedora.
Le cuento que hace más de un año nos hemos dirigido a la Academia del Tango del Uruguay formulando una serie de preguntas sobre temas fundamentales y no hemos tenido respuesta alguna, a pesar de haber sido concebidas en términos de la más exigente cortesía. Espero, en este caso, no recibir el silencio por respuesta.
Si Vds. tienen razón contarán con mi modesto apoyo, y los eximo de análogo proceder en caso inverso.
Procuraré que tanto su carta como mi respuesta sean publicadas en nuestra página.
Lo saludo atentamente:
Enrique Espina Rawson
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