lunes, 22 de diciembre de 2008

GARDEL: PAPELÓN, DESCONCIERTO o FRUSTRACIÓN


Es increíble. A seis meses que ambas partes expusieran pruebas y documentos referentes a la famosa escuelita montevideana, el "CLUB DEL CLON", revirtiendo la cuestión, insiste en preguntar sobre un mismo tema.

Hace ya medio año que esas personas presentaron triunfalmente al Parlamento Uruguayo, el descubrimiento de la célebre "Escuelita" de Montevideo, de la cual HOY no quedan ni siquiera los cimientos. Es por eso que ahora ellos invierten la pregunta y en forma desesperada, a la vez que morbosa, inquieren acerca del lugar físico que en Buenos Aires se fotografió Carlitos. Todo ello bajo el signo de la prepotencia y la errónea concepción de que una respuesta al respecto, PUDIERA REVERTIR LAS EVIDENCIAS Y CAMBIAR EL CURSO DE LA VERDADERA HISTORIA.


Bertha Gardes confirmó a la Revista "La Canción Moderna”, ( ver número 412 del 8 de febrero de 1936 ), que la fotografía de su propiedad pertenecía a Carlos Gardel cuando tenía seis años y sus compañeros de 1896 . No agregó nada más a su definitivo testimonio. Eso nos basta y cualquier adicional que se pretenda esgrimir, es obra de la imaginación periodística o de la “mala leche” de quienes se aprovechan de ella.

.Afortunadamente existen los Certificados, y las calificaciones de fin de curso, de diciembre de 1897, con un Carlitos ya de 7 años, firmados por la maestra Carmen Alegre y la Directora Juana Cassinelli. La Escuela, en este caso, corresponde al Distrito Federal, Talcahuano 657 y Gardel figura con el número de orden cincuenta y siete.


Cae por su propio peso que la fotografía en cuestión fue tomada en Buenos Aires, dentro del ámbito escolar donde estaba cursando Carlos sus elementales estudios o bien otro dentro de la esfera educativa, por lo cual no amerita incluirlo como tema de adivinanza o en un "concurso del saber" No se nos ocurre que la Comisión Parlamentaria haya retenido por tanto tiempo su “dictamen”, esperando la resolución de tan singular enigma.


Nada amerita abrir una “Discusión Bizantina”, acerca del lugar físico, donde se materializó la fotografía, que su madre ubica en la ciudad y país de residencia. Buenos Aires y la República Argentina.


Sin embargo, los sigue atormentando determinar el lugar físico, donde se obtuvo la fotografía. Eso no es otra cosa que pura especulación, dilatoria e intrascendente, ajena a una seria documentación histórica. No vale perder un minuto de tiempo y especular, a 112 años del evento, sobre el tema, máxime ya desbaratada la falsa aventura de la "Escuelita"


La experiencia nos indica que cualquier respuesta conlleva, a continuación, a abrir otro debate acerca del nombre del portero de la escuela o si se llamaba a recreo con campana o corneta de manicero.


A lo largo de distintos trabajos que incluimos en "Gardelweb" sobre el tema y particularmente en el Gráfico N° 6 de "Las Matematicas ….. etc. (Segunda Parte), ha quedado desacreditada la descabellada presunción de ubicar la fotografía, en la ciudad de Montevideo.


A más de un siglo de ocurrido el acontecimiento, no se cuenta con mayor información autorizada que el informe de la madre de Carlos (única versión de primera mano) y la pertinente documentación escolar “respaldatoria”. Tampoco se justifica prestar atención a ninguna maniobra “DISTRACTIVA” de parte de los orientales. Es un mero detalle que no hace al fondo de la cuestión, ni su debate - irrelevante y tendencioso - modificará el curso de la historia.


Como los representantes del “ Centro de Estudios Gardelianos ”, solamente llegaron – al decir de los escayolistas - hasta las puertas del Palacio Legislativo y fueron recibidos , siempre según la versión “orientalista”, por un ordenanza, todos estábamos convencidos que "LAS TRES GRACIAS" que presentaron la fábula de la escuelita montevideana, conocerían rápidamente los RESULTADOS, tal cual eran sus deseos, siempre ruidosamente puestos de manifiesto.


Comprendemos su ansiedad, pero los Parlamentarios "se toman su tiempo y no hay apuro” para considerar los papeles que le fueron presentados ….. incluso hasta para tirarlos como desperdicios a la basura.


Han caído así en su propia trampa. Fabricaron una AUTOCENSURA, por lo que nunca más podrán sostener aquella fábula que, hasta que no entró al Parlamento, podían esgrimir alegremente.


Desde ahora, entre el silencio crítico de la Comisión de Cultura y los estudios Matemáticos publicados en "Gardelweb., la "Escuelita de Durazno, languidece moribunda.


Las insistentes preguntas que formulan en distintos foros, ya han sido respondidas, puntualmente, a los Parlamentarios. Por lo tanto diríjanse a ellos, que por algo no se expiden, o repasen los estudios insertados en GARDELWEB o LOS AMIGOS DE GARDEL.

Los “escayolistas” no han podido contestarnos ni dos líneas de nuestra documentación, que dio por tierra con la "Escuelita ". Eso nos basta para conocer su destino.

Señores: No pretendan distraernos con "espejitos" .Ese "juego" ya lo conocemos. El determinar el "sexo de los ángeles" queda para ustedes.


Traten en cambio, de revocar la Sentencia de 1937, donde la Justicia Uruguaya declaró a Berta Gardes heredera universal de su hijo, francés Carlos Gardel o Charles Gardes , cerrando definitivamente el caso

.
Nuestras cuentas con la Justicia están en orden. Fue a los “orientalistas”. a quienes , en un acto fallido, se les ocurrió apelar a los Poderes Públicos - Comisión de Cultura - y ahora deben aguantarse que le enviaron la fábula de la “Escuelita ” al cajón de los desperdicios. También en 1999, 2003 y 2008 intentaron gestionar el examen de ADN y las gestiones terminaron archivadas en otros cajones, pero archivadas al fin.


No se debe olvidar que en el año 1935, fue el Presidente Gabriel Terra quien intentó repatriar los restos de Gardel y todo terminó en otro cajón olvidado


La calesita transporta la leyenda de los viejos cuentos de Avlis, Payssé y Bayardo, ya, deshilachados.


Los van mudando a TODO TANGO en la esperanza de ver, si algún despistado, los repite a varios desocupados que ven pasar la "sortija" revoleada por la “Máscara de Demetrio”


Confiamos que, durante el año 2009, esta estéril polémica termine y se acallen las voces que niegan el reconocimiento de la nacionalidad argentina, de aquel “francesito” que quiso ser, por sobre todo, la voz de la porteñidad.

¡ Qué así sea !

Grupo Editorial - Comité de Redacción



viernes, 12 de diciembre de 2008

GARDEL: UN CRIOLLO DE LEY

Ciertas personas dicen que dicen y trasladan que “Gardel no sólo se declaró reiteradamente criollo, sino que vivió y cantó como tal. Incluso lo oficializó en sus documentos. Pero hay una deliberada intención por desconocer la raíz telúrica de su personalidad mostrando sólo aquellos rasgos mundanos que son el estereotipo de su fama. Mucho antes de su gloriosa aventura de etiqueta con el tango, “el ancho y tostado rostro del criollismo” se corrobora en un Gardel juvenil, baqueano para las tareas rurales e intérprete de la voz visceral de la tierra. Gardel no es un producto de las orillas; su ascendencia tanguera no está en los burdeles; la genética de su personalidad no proviene del lumpen. Gardel viene del canto campero que se hizo canción urbana, como esas flores silvestres que traídas por el viento germinan y enraizan en la ciudad…. Por eso hago mía esta feliz invocación de Horacio Ferrer:“Dios quiera que a todos los libres, justos y tenaces exploradores de todos los hechos de su vida, jamás se les olvide que Gardel quiso ser y fue criollo” - Ricardo Ostuni

En “TANGO: VIGENCIA Y CREPÜSCULO”, el investigador Juan Carlos Esteban, sitúa a Carlos, como lo que fue, un hijo de la inmigración que buscó su identidad como porteño, en un clásico memento de transición. Gardel fue exponente de una sociedad Argentina en plena formación.

Ahí aparece la síntesis de su origen francés, que puso su sello a la Argentina aluvial y que contribuyó en la formación de la sociedad fundacional.


Dice Esteban: <<>

Por lo tanto el examen acerca del lugar de nacimiento de Gardel tiene sentido si pasa por exaltar en él, a los miles de residentes, que desde su impronta de otras geografías se fundieron y contribuyeron, decisivamente a modelar una personalidad distintiva.


El pensamiento nacionalista, pero más su exageración xenófoba, quisieron hacer de Gardel un producto rural y autóctono desde su origen, sin comprender que esa fiebre exacerbada de patria que envolvió a los jóvenes inmigrantes y a sus hijos argentinos se manifestó, superlativamente en la totalidad de su trayectoria artística.


Gardel fue uno de ellos y su criollismo era el de todos.


La búsqueda de identidad propia de las distintas generaciones que compusieron nuestra sociedad; el poderoso impulso existencial inquiriendo quiénes somos y reclamando para si una identidad propia, estaba férreamente arraigado en nuestra conciencia de “exiliados”. Éramos portadores del “mal metafísico” en nuestro inconsciente colectivo.


Esas vivencias de la búsqueda inicial de nuestro origen, se fue atemperando y hoy ha desaparecido. Esta resuelto.


Pero a principios del siglo XX se acentuaba la condición “criolla” en afán de mantenernos bien diferenciados de la conducta del inmigrante no asimilado.


Gardel mismo tenía a flor de labio su orgullo criollo y tanto fue su esfuerzo raigal, su aferrarse a la tierra de adopción que sus comienzos, curiosamente, están ligados al folklore campero que nunca abandonó del todo.


Nada autoriza, no obstante, a confundir su acendrado espíritu rioplatense, con la circunstancia de su nacimiento. Al contrario, su origen y su condición infantil de desarraigo inicial hicieron de él, como tantos expatriados, un tenaz arquitecto de su nueva identidad.


Y fue un hombre de la ciudad que lo vio crecer. Su criollismo estaba emparentado, en su niñez, con la ciudad-puerto de un inmenso reservorio agropecuario que todavía dictaba la influencia rural, hasta en su música, pero que el tango urbano comenzaba a desalojar.


Sin duda Gardel era, inequívocamente, un producto urbano sin rastros de “sitios rurales”, que comenzó a frecuentar recién, a partir de su primer gira provincial en 1913.


Buenos Aires estaba en plena elaboración de su expresión musical que, al comienzo incluía algunos giros y expresiones indisimuladamente gauchesca – tango criollo – que alternaban con el vocabulario lunfardo que se inventaba apresuradamente el hombre porteño.
Su primer etapa se corresponde con un país rural que comenzaba un lento proceso de industrialización. Gardel expresó esa transición que iba a diferenciar a la ciudad del campo. Es verdad que le cantó al medio rural pero, desde su condición urbana y con un acento inconfundiblemente porteño.>>