sábado, 31 de mayo de 2008

GARDEL : BREVE HISTORIA DEL RIDÍCULO


La señora Enriqueta I. oculta o, probablemente desconoce, la Reglamentación de la Ley de Enseñanza Obligatoria de Uruguay, promulgada el 25 de noviembre de 1877, en correspondencia con la Ley Nº 1350/77.

Por lo tanto, omite decir que en esa Reglamentación y sus anexos, se dispone que: "Nadie puede ser maestro de una Escuela Pública, sin justificar previamente su capacidad con Diploma o Certificados, expedidos por la autoridad competente" , mediante el DIPLOMA de maestro normal"

Ignora o esconde que, entre los deberes de los maestros esta NO "admitir en las escuelas alumnos que no estén matriculados"

También pasa por alto, que entre las condiciones de ingreso que deben cumplir los alumnos , se exige:
-Hallarse Matriculados;
-Estar vacunados y no sufrir ninguna enfermedad contagiosa (Presentación de Certificado Médico);
-Tener edad escolar justificada por Partida de Nacimiento;
-Etc., etc.

Muy suelta de cuerpo, hace caso omiso a estas exigencias y estampa en su ya célebre Panfleto sobre la "escolaridad de Gardel Oriental", esta temeraria afirmación: "Recién a partir de 1900 -es decir, 23 años después de la Reglamentación- comenzaron a anotarse los nombres de los niños que asistían a las escuelas"

Cuando se le demostró la enormidad de semejante engendro, Enriqueta "descubre" que, en efecto, hay reglamentaciones anteriores que obligan a llevar registros de los alumnos , pero se apresura a " dar fe que no se habían puesto todavía en práctica", con el fin de escamotear y ocultar la inexistencia de registro a nombre de Gardel, Escayola, Oliva, Bentos de Mora, etc, etc....

Por fin, en un último espasmo de cinismo, frente a las evidencias documentales, se decide a admitir que se inscribían. Pero ......

En su reciente "estudio", " La fotografía como Instrumento Identificatorio", reivindica el valor de la palabra y la buena fe -de la que carece - protagonizando una grotesca fuga de sus anteriores afirmaciones.

En efecto, para diluir el imperioso compromiso de presentar, a su público, las exigencias de la Reglamentación del 24 de noviembre de 1877, y el correspondiente registro del Gardel oriental, termina su perorata, como sigue:

"Entre 1890 y 1904, periodo escolar posible (?) de Carlos Gardel, -fabula inmutable- no se presentaban documentos identificatorios ni del niño ni de sus padres para inscribirlos en una escuela, "Basta la palabra de quien lo inscribia". "Entonces, -especula M.I - un Certificado escolar de promoción a un grado superior, o una habilitación, no certificaba que la mencionada era su verdadera identidad" (sic) . (Ridícula transcripción textual)

De modo que, según "Enriqueta I", hay que interpretar que hasta 1904, y desde 1876, se habían inscripto, con identidad cambiada o no, 244.340 estudiantes primarios, (1) algunos, probablemente, universitarios, que, al requerir su Partida de Nacimiento de origen, comprobaron espantados que venían usurpando la identidad de un esforzado carbonero, un canflinflero, o un árbitro de fútbol.....

Si se trata de encubrir o escamotear la inexistencia de registros del fantasma del valle Edén, Doña "Enriqueta I" termina “enredada” en sus propios “enredos”.

!UN PITO POR AQUÍ; UNA TARJETA ROJA POR ALLÁ..!

Juan Carlos Esteban

(1) Bralich, Jorge: "Una Historia de la Enseñanza en Uruguay". 1966

viernes, 30 de mayo de 2008

SE LLAMABA "CARLOS GARDES"


La llegada a Buenos Aires, su educación salesiana, su paso por la escuela “San Estanislao”, su detención en Florencio Varela, su actividad como tramoyista y su posterior ida a Montevideo, fueron verdaderos hitos en la vida de quién luego adoptaría el nombre de Carlos Gardel.

Cuenta Rodolfo Omar Zatti (1) que en el año 1906 nuestro querido Zorzal, todavía adolescente llegó a Montevideo. Habita en un conventillo de la calle Dayman (hoy Julio Herrera y Obes) y “se emplea como peón electricista”, si bien a Carlos “ya lo deslumbraba el canto” y en su contacto con cantores populares y payadores, fue formando su manera de cantar, a la vez que educando su voz.

Dice Zatti que entre esos “personajes” que hacían escuchar su arte, se encontraba el famoso payador Juan Pedro López, a quien luego con los años Carlos le ofreció una dedicatoria que decía así: “”Al gran cantor uruguayo, el más popular e incomparable payador, sentido y buen amigo Juan Pedro López, sinceramente Carlos Gardel”. Nada de compatriota o paisano. Simplemente gran cantor y amigo.

De algunos años después, cuando el Morocho del Abasto era conocido ya en Montevideo como “El porteñito”, Zatti relata: <<>>

En Buenos Aires, Carlos comenzó a cantar para sus amigos de "O’ Rondeman”, en otros sitios a los que era invitado y en los comités políticos. Según dicen Julián y Osvaldo Barsky (2) , él “buscaba su lugar como artista, actuando donde podía, como solista o en dúos, con el pibe Rafael, el chileno Atilio Moncalves o D’Angelo”

Esta forma de vida no estaba, ciertamente, en los planes de doña Berta cuando cruzó en 1893 el océano Atlántico con su pequeño niño, pero una cosa es lo que “el hombre” propone y otra “lo que Dios” dispone.

Su hijo Carlos Romualdo Gardes, a quienes muchos apodaban “el francesito”, había elegido otro camino, al cual no estaba decidido a renunciar y que evidentemente contrastaba con los sueños de su madre. Prevalecía en él, su intrepidez, su firme vocación y el ansia sin fin de vivir aventuras ligadas a su vocación.

Para fines del año 1911 y principios de 1912, Carlos se lanzó a los caminos dispuesto a lograr el éxito que le permitiera transformar su vocación en un medio de vida.

Lo hace formando dúo con Francisco Martino, ya que José Razzano – por problemas particulares. no pudo en ese momento ser de la partida, pero luego se incorpora al binomio y se conforma así el trío, cuyo andar podemos en parte reconstruir gracias al trabajo de Hamlet Peluso y Eduardo Visconti (3) , y a la propia “libreta de tapas negras” de Carlos, que hoy está en poder del coleccionista Angel Olivieri.

En esas primeras giras, nuestro Zorzal actúa con su nombre de familia, Carlos Gardes, según lo atestiguan anuncios publicitarios y notas periodísticas. Por ejemplo el diario EL NOTICIERO de San Nicolás da cuenta de la actuación en esa ciudad de los jóvenes Gardes – Martino y Razzano, información que repite EL PROGRESO, donde también se lo nombra como Carlos Gardes.

Otro tanto sucede en Pergamino, donde el diario de esa ciudad da cuenta de la actuación del trío encabezado, en su denominación, por un joven de apellido Gardes.

En agosto del año 1913, Gardes – Martino y Razzano actúan en el Club Social de la ciudad de Rojas y luego en los salones de “La Perla” y el “Colón” de ese mismo lugar, alcanzando en todos los casos - según las crónicas de la prensa - “una delirante ovación”.

Los éxitos se repiten en Bragado, Mercedes. Chacabuco, Alberti y General Viamonte. El trío Gardes – Martino y Razzano vuelven a Buenos Aires y ahí comienza otra historia.

A los efectos de esta nota, sirve resaltar la utilización al comienzo de su carrera de su nombre de familia, el que luego reemplazará por el de Carlos Gardel, situación que lo lleva a dejar la siguiente expresa constancia en su testamento: “que mi verdadero nombre y apellido son Carlos Romualdo Gardes, pero con motivo de mi profesión de artista, he adoptado y usado siempre el apellido "Gardel" y con este apellido soy conocido en todas partes”

Es evidente que todo esto constituye una prueba más, sin lugar a dudas, del origen francés del intérprete que paseó por el mundo la canción rioplatense, aunque nuestro Zorzal, fiel a sus sentimientos y convicciones, siempre se presentó representando a la Argentina.

Unamos los pormenores de esta reseña, con el respaldo dado a su personalidad por sus compañeros y las autoridades del Colegio Pío IX, para aventar toda malintencionada negación de su paso por los claustros salesianos.

José Pedro Aresi

(1) Gardel en el corazón del Río de la Plata
(2) GARDEL La biografía
(3) CARLOS GARDEL y la Prensa Mundial

jueves, 22 de mayo de 2008

GARDEL: LAS COSAS EN SU JUSTO PITO


La Señora Martina Iñiguez, mimetizada por un conocido NICK, salió prestamente, al cruce de una nueva tentativa para que los uruguayos conozcan el verdadero origen de Carlos Gardel.
En efecto, sabemos de las dilaciones y obstáculos que, sistemáticamente, ciertos orientales interponen al análisis de ADN, propuesto hace 10 años por el Diputado uruguayo Agapo Palomeque. No obstante, gardelianos de buena fe propusieron, alternativamente, hacer un examen datiloscópico, de las huellas dactilares de Carlos Gardes en 1904 y Carlos Gardel en 1923.
Afortunadamente ambos registros ya fueron realizados, exitosamente, por los doctores Torre y Fenoglio y la iniciativa que se propone ahora, consiste en volver a efectuar el examen, esta vez, con la participación de una Comisión Binacional, con las máximas garantias de seriedad e imparcialidad.
Pues bien, un tal"Enrique" (nick que encierra dudas) saltó como con resorte, más ligero que el pardo de la célebre Milonga y sentenció, con su habitual desparpajo, que era indispensable contar con las impresiones digitales de nacimiento, del niño de Toulouse...
Es sabido que el examen dactiloscópico se estableció en Francia, recién en 1917.
"Enrique" lo sabe, pero su afán de confundir es más fuerte que su capacidad para ocultarse, entre los mil rostros con que, frecuentemente, intenta mimetizarse.
Pero ya conocemos la natural inclinación de la señora para dejar desairados a sus propios adherentes. Con ello no hace otra cosa que esmerilar la confianza de tanta gente honesta, dispuesta a confiar en sus patrañas.
Pero esto no es nuevo. Su virtud más destacada es encontrar, en cada solución, un obstáculo. Le seduce el cuento de “LA BUENA PIPA” y parasitar en los detalles. Se complace en sustituir los Documentos por las fábulas, sobre las que exige el acatamiento a "su" buena fe.
Últimamente, frente al reclamo por un examen de ADN que termine con el fatigoso ejercicio de la polémica inútil, resolvió desprenderse de su comprometida responsabilidad en el tema.
El 5 de mayo ppdo. se dirige a un entrañable amigo para dejarlo solo en su empeñosa iniciativa. "Espero no haber sido ambigua, - lo sacude impiadosamente- por las dudas te repito, me importa un PITO el ADN".
En esa misma carta, para no dejar esperanzas de su abandono, lo desaira: "Me importa un pito del Proyecto de ADN, que quede bien claro" (Carta a C.P del 5 de mayo de 2008)
Nosotros conocemos su naturaleza y no nos sorprende, la fragilidad de su memoria. Pero, seguramente, hay gente honesta y de buena fe que recuerda su monserga.
En efecto, hace apenas pocos meses, desde las páginas de "Carlos Gardel - El Oriental", decía, exactamente, lo opuesto.
El 6 de noviembre de 2007, arengaba a sus seguidores, convenciéndolos de lo contrario y disfrazada de "Carmelita Descalza", clamaba: "Apoyo la realización del ADN" en su párrafo final.
Pero, para que no quedaran dudas de su duplicidad, anteriormente había ya rematado su alegato, con esta frase, que debe sonar como amarga desilusión, entre sus candorosos amigos: "Deseamos que esa gestión llegue a buen término" imploraba convincente.
Pero como ella misma escribiría: También sus deseos, no valen un PITO.


COLOFÓN: " Donde mueren las palabras"

Juan Carlos Esteban

lunes, 19 de mayo de 2008

NOTA DEL Sr. ENRIQUE ESPINA RAWSON



Nota enviada a la sección “Carta de lectores” del diario La Nación, publicada el día 18 de mayo de 2008 en el mencionado matutino.

Señor Director

El portal del Ministerio de Educación al dar noticias sobre el origen de Carlos Gardel asegura que hay dos teorías: una, que nació en Francia, y otra que nació en el Uruguay.

Resulta penoso tener que rectificar a un organismo oficial de nuestro país en la materia. Carlos Gardel se llamaba Charles Romuald Gardes, nació en Toulouse, Francia el 11 de diciembre de 1890, hijo de Marie-Berthe Gardes.

Esto no surge de nuestros dichos ni de ninguna “teoría”; sino que ha sido determinado por la justicia argentina y uruguaya en los juicios sucesorios de Gardel resueltos en Buenos Aires y en Montevideo.

Vale decir que la identidad y filiación de Gardel, comprobada en sede judicial argentina y uruguaya y jamás objetada en estos ámbitos, no puede estar sujeta a “teorías”, y resulta inadmisible la irresponsabilidad con que el Ministerio de Educación se hace eco de ellas. Hemos elevado nuestra queja, y de no encontrar rápida respuesta denunciaremos este hecho a la justicia.

Enrique Espina Rawson
Presidente del Centro de Estudios Gardelianos

domingo, 18 de mayo de 2008

GARDEL : REAFIRMACIÓN SALESIANA


Ya en las basílicas e iglesias visigodas, era costumbre colocar placas de personas que habían transitado su paso por la vida, carentes de respaldo documental y basadas en la buena fe. Tal acción se llevaba a cabo también, para dejar sentado el credo del ser ahí recordado. La colocación de tales “inscripciones” se hacía previa aprobación de las autoridades eclesiásticas y jamás nadie pudo tomar una placa, una cuchara y un puñado de estuco para adosar a la pared de un santuario, una plancha que no se correspondiera con la realidad.

Los visigodos eran un pueblo que se consideraba a sí mismo, heredero de la antigua Roma y el respeto al “derecho” era profundamente practicado. Muchos siglos después, las iglesias sicilianas recibieron placas ofrendadas a su muerte a los grandes mafiosos y también a sus victimas. Hace muy poco el gobierno socialista español, ante una acción tendiente a borrar las placas falangistas existentes en España, aceptó excluir a las iglesias de tal obligación, aunque “las placas pueda resultar una verdad incómoda”, son una verdad al fin.

Vale decir entonces que indudablemente esas planchas forman parte de la historia misma de la humanidad y el caso de Carlos Gardel, salvando las diferencias, no es una excepción.

Ya nos hemos ocupado de destacar, en una anterior nota, que Carlos cursó estudios en el colegio salesiano Pio IX al cual ingresó el 2 de abril de 1901 como artesano, pasando posteriormente a la sección “Estudiantes”.

Hemos probado la existencia de una placa (lápida la llaman algunos) en la cripta de la basílica de San Carlos y María Auxiliadora, recordatoria de la muerte del Gardel artista, que pasó por los claustros salesianos.

Además de los antecedentes ya convocados, vale la pena recordar el mural volcado en el también llamado “Colegio Don Bosco” que contiene la imagen de Carlos Gardel con su clásico “gacho gris” y que fue publicado por “Guada Aballe” en su libro “Algo más sobre Gardel”

Volviendo a la condición de estudiante salesiano de nuestro Zorzal y a fin de aventar aún cualquier duda capciosa, veamos lo que se dice en un fragmento de la comunicación emitida por la “JUNTA PROMOTORA PARA LA CREACIÓN DEL EMBLEMA DEL BARRIO DE ALMAGRO” : “Presentaron proyectos Lautaro Fernández, Amado Armas, Jorge Sánchez y Rodolfo Antonio Paz. El Jurado eligió el proyecto que a su juicio era el que simbolizaba mejor al barrio, el 18 de septiembre de 1991. El esquema ofrecido por el Sr. Amado Armas fue el designado por el Jurado quedando después de su aprobación final por las autoridades municipales, como enseña del barrio de Almagro. El Sr. Armas, escultor y poeta conocido, ex alumno salesiano autor, entre varias obras, del conjunto escultórico citado en la esquina S.O. de Don Bosco y Yapeyú que interpretaba de pie a Don Bosco ilustrado con mayólicas que aluden a la vida y obra del santo. La insignia representa la cultura y la espiritualidad, peculiaridad del barrio, cuando reproduce la Basílica de María Auxiliadora y San Carlos, lugar de la Parroquia de San Carlos, que se levanta sobre la figura de un libro abierto; el box y el fútbol, actividades importantes en el barrio, eran representados por una pelota y un guante, y por su parte la guitarra, expresión cultural que idolatra a Almagro . Una de ellas fue el tango "Almagro" de A. Timarni y Vicente San Lorenzo , protagonizado magistralmente por Carlos Gardel quien, en su adolescencia estudió en el Colegio Pío IX” .

Tenemos entonces aquí, otro reconocimiento cabal de la condición salesiana de Carlos expresada sin apelación, nada menos ni nada más, que por un ente “estudioso de lo histórico” como la “Junta Promotora para la creación del emblema del barrio de Almagro”.

Seguimos buceando en la verdad histórica y encontramos otra prueba. En el año 1996 las autoridades de la iglesia de San Carlos – siempre cercioradas debidamente - autorizaron la colocación de otra placa, esta vez en el frente mismo de la iglesia que da a la calle Hipólito Yrigoyen.

Tal acción fue llevada a cabo por la Asociación Gardeliana Argentina y la placa instalada se refiere a la participación de Carlos en el grupo coral de la iglesia, como integrante del Coro de “Don Bosco” y dice así:



Aquí cantó
CARLOS GARDEL
Alumno e integrante del Coro del
Colegio Pío IX
Años 1901 / 902
Homenaje de la Asociación Gardeliana
Argentina
Diciembre 11 de 1996


Así, después de haber recordado un trozo del paso por las aulas de nuestro querido Zorzal, retrotraemos nuestra memoria al mes de marzo de 1893 cuando él, con su madre Bertha, llegaron a Buenos Aires en el vapor de bandera francesa: “Dom Pedro”.


José Pedro Aresi



miércoles, 14 de mayo de 2008

GARDEL - HISTORIA DE UN DISPARATE



EL DISPARATE

El 30 de junio de 2007, en las páginas de "GARDELWEB" pusimos en descubierto la falacia de un Gardel, alumno en una escuela de Montevideo.


La constancia de esa supuesta concurrencia del artista a un curso educativo en Uruguay, estaba basada en una caprichosa presunción de que una simple fotografía, sin ninguna referencia en la copia original (proporcionada por Berthe Gardes), correspondía a una escuela oriental. Todo ello según una complicada comparación arquitectónica, que en sustancia no probaba nada, salvo lo que querían imaginar sus autores.

Naturalmente nuestra inquietud se dirigió a requerir los comprobantes documentales, que acreditaran el nombre del alumno, el grado que cursaba y su correspondiente inscripción. Por otra parte, estos detalles resultan una condición "sine qua non" para certificar la verdad de tal concurrencia.

A raíz de esa preocupación nos informamos que resultaba imposible contar con esos datos porque: "Recién a partir de 1900 comenzaron a anotarse los nombres de los niños que asistían a la escuela" (sic)

Nosotros conocíamos que la ley de Educación Común y Obligatoria N° 1350 se puso en práctica el 24 de agosto de 1877 y en su Decreto Reglamentario, del 25 de noviembre de 1877, se establecía ya el régimen de "Matriculación".

Hasta el año 1900 se llevaban matriculados 145.547 alumnos, con cuyos certificados de Promoción, muchos de ellos pudieron ingresar en el curso secundario y terciario.

A esa fecha ejercían, con su correspondiente matrícula docente, 1131 maestras que previamente, habían acreditado haber aprobado sus curso en la escuela primaria.

Por otra parte la Obligatoriedad de la enseñanza, a partir de los 5 años, implicaba necesariamente la inscripción del alumno, de acuerdo a lo exigido por el Decreto Reglamentario del 25 de noviembre de 1877.

Además, el legislador se aseguró la concurrencia e inscripción del alumno, mediante la aplicación de penalidades para los padres omisos, si bien eran menos severas que las propuestas por Pedro Varela en su famoso Proyecto. (1)

Frente a las evidencias documentales que aportamos en el artículo de referencia, tardíamente, responden, el 5 de mayo de 2008 los autores de la fábula que, "más que buscarle pelos a reglamentaciones de las que PUEDO DAR FE que no se habían puesto todavía en práctica...etc, etc"

Es decir que un mandato expreso de la ley y su Decreto Reglamentario , "no se puso en práctica", durante 23 años, sin que a la Inspección General, que ejercía casualmente Varela y luego su hermano, se le pasara desapercibido.

Tamaña irregularidad comporta una irresponsabilidad que solo se puede asumir por causales sólidamente fundadas y expresadas en una Resolución o Ley que los responsables de semejante información deberían dar a conocer, con el Número y la Fecha correspondiente.

Como quien da fe de semejante "Disparate" está imposibilitada de testimoniar en nombre de tan noble "Principio" porque esta devaluada, ( incendios, indocumentaciones, desapariciones, etc. ) , sugerimos a los crédulos que, de una buena vez, exijan Pruebas Documentales o se resignen a convivir con el "Ridículo".

Juan Carlos Esteban

(1) Ver "Itinerario Histórico, UN SIGLO de Educación Publica -1875-1985- "ROU

domingo, 11 de mayo de 2008

GARDEL : ALUMNO SALESIANO

Foto perteneciente a la colección privada del señor Carlos Picchio

“La falsía de la escuela montevideana y la realidad salesiana”

Se impone la publicación de esta nota para acallar falsas manifestaciones de una presunta concurrencia de Carlos Gardel a una escuela montevideana.

Tampoco es posible callar ante las injurias que a diario se lanzan contra nuestra posición y sus sostenedores, en mails de distribución privada y en páginas que escriben los diletantes miembros del Dream Team.

Este modesto trabajo tiene por objeto brindar al gran público, la verdad histórica y desmentir el fraude informativo de los “conocidos de siempre”.

Ellos se permiten decir sin ninguna justificación positiva, que “se probó que Gardel hizo un período escolar en Montevideo”. Lo hacen en base a palabras que envuelven y manipulean una foto tomada en cuenta fuera de todo contexto y sin más, pretenden “venderla” como perteneciente a una escuela que bien podemos llamar de “ficción”, ya que funcionaba – analizando sus propios argumentos - en contraposición con todos los regimenes legales existentes, en aquel entonces, sobre la materia.

Pero obviemos las objeciones ya formuladas y pasemos a profundizar un “hito” histórico que ahonda aún más la total destrucción de todos aquellos dichos vertidos sin fundamento, por quienes pretenden vender una fábula irreverente.

ESTO SÍ QUE ESTA PROBADO: Carlos Gardes o Gardés o Gardez concurrió desde el 2 de abril de 1901 al Colegio Pío IX del barrio de Almagro en la ciudad de Buenos Aires.

En varias publicaciones “uruguayistas”, la mayoría de las veces escritas por la misma persona, se pretende con palabras insultantes para quienes no pensamos igual, NEGAR la concurrencia del Morocho del Abasto al COLEGIO PÍO IX durante los años 1901 y 1902. Es por ello que nos proponemos demostrar TODO LO CONTRARIO, sin recurrir a la soberbia o la calumnia, como lo han hecho y hacen siempre los integrantes del ya conociudo Dream Team.

Pero antes de hacerlo, permítasenos aclarar que la artera acción destinada a negar la verdad del tránsito salesiano de Gardel, se fundamenta en que tal realidad pone al descubierto, una vez más, la falacia vertida en páginas tan numerosas como inútiles, que han intentado “vender” una inexistente escolaridad “montivedeana” de Gardel.

Puesto que la verdad se fundamenta con PRUEBAS, pasemos a ocuparnos de algunas de ellas.

En primer lugar tengamos en cuenta – según orden cronológico –, lo escrito sobre el particular por Héctor Julio Canton (1994) y Guadalupe Aballe (año 2003).

Ambos investigadores “remarcan” perfectamente, el paso de “El Máximo” por el también llamado Colegio de Don Bosco, durante los años 1901 y 1902, invalidando así todo ridículo cuestionamiento acerca de si Carlos participó de tal o cual actividad, un aspecto al que no puede llegarse por descarte o presunciones; costumbre siempre utilizada por ciertos personajes que con total impunidad se permiten aventurar “que el niño que estuvo dos años pupilo en el Colegio Pío IX , NO PUDO SER CARLOS GARDEL”, pretendiendo desconocer así lo que expresamente escribiera el Director del Archivo Histórico Salesiano, Humberto Baratta, SDB, en la “Presentación” del trabajo efectuado por Héctor Julio : “Agradecemos al señor Canton este aporte preciso y confiable que seguramente será valorado por los auténticos gardelianos como una positiva ayuda a la búsqueda de la infancia de Gardel y que despertará inquietudes para otros aportes que puedan contribuir a esclarecer puntos oscuros sobre este auténtico ídolo nacional”

“Buena parte de este material pertenece al archivo salesiano de Buenos Aires, donde se conservan los registros, matrículas y notas que documentan su estadía en este colegio salesiano así como de tantas otras figuras de relieve en el quehacer nacional que brevemente enumeraremos. Destacamos estas figuras”:

“- Tres alumnos han llegado al sillón de Rivadavia: Arturo Rawson, Roberto M. Levingston y Arturo H. Illía.
- Pilotos como el Brigadier General Parodi.
- Gobernadores como Gregores, fundador del pueblo que lleva su nombre en Santa Cruz.
- Volantes como Raúl Riganti y José Froilán González
- Otros deportistas … y naturalmente, no podía faltar CARLOS GARDEL, uno de nuestros más grandes artistas – nadie lo duda – que ha calado muy hondo en el alma popular”.

Sin embargo y no obstante lo claro de este decir, se pretende maliciosamente negar la realidad; una verdad que coincide en PROBAR sin duda alguna, que el alumno salesiano que nos ocupa, es el mismo eximio cantor argentino nacido en Francia, llamado Carlos Gardel.

Pero por si todo esto no bastara para desterrar las infames y capciosas calumnias “uruguayistas”, consignamos a continuación lo declarado por Isabel del Valle al diario “El Día” de Montevideo (reproducido por éste el 1° de febrero de 1981), afirmando que Gardel le había manifestado en una oportunidad, al pasar frente al Pío IX: “este es el colegio donde yo me eduqué” y esta afirmación inserta en un diario uruguayo, adquiere doble o triple valor para desautorizar cualquier dicho de investigadores no confiables.

Lo que aquí se atribuye como un dicho de Isabel, queda perfectamente corroborado al leer en el suplemento “Nuestro Tiempo” del domingo 15 de julio de 1984, de la publicación Tiempo Argentino, donde figura el reportaje que bajo el título de "Yo fui la única", le hiciera el periodista Osvaldo Ardizzone a Isabel Martínez del Valle y en el cual se dice: “Por supuesto la relación tuvo sus buenos momentos, Gardel e Isabel solían ir al cine, al teatro, al boxeo, a las carreras, a disfrutar de un picnic en los bosques de Palermo con la familia Martínez del Valle, o salir juntos a caminar. Ella recordaba que un día PASARON POR EL COLEGIO PÍO IX Y GARDEL LE COMENTÓ QUE ESE ERA EL COLEGIO DONDE SE HABÍA EDUCADO. Iban a comer al Tropezón, a La Emiliana, a La Sonámbula, a cabarets como el Chantecler o el Tabarís”.

Por su parte Chas de Cruz, en un reportaje que le hiciera a Gardel y que fue publicado el 19 de abril de 1933 en la Revista “El Suplemento”, da cuenta de la siguiente respuesta dada por el Morocho a una de sus preguntas: “Me eduqué en un colegio de curas che …. Allí hice hasta el segundo año del Nacional, pero el teatro me tiraba y sin escuchar…..” (“Carlos Gardel y la prensa mundial” – por Hamlet Peluso y Eduardo Visconti)
Además Monique Ruffié, Juan C. Esteban y Georges Galopa en el libro “Carlos Gardel sus antecedentes franceses” expresan que el 29 de septiembre de 1933, Carlos concurrió a la redacción de “El Diario” de Montevideo, donde entre otras muchas cosas dijo: “Paraba letras, oficio aprendido en un curso de artesanos en un Colegio Salesiano". Con el fin de evitar objeciones infundadas, vale señalar que estas declaraciones están también incluidas en el libro “Los Secretos del Coronel”, firmado por una escritora uruguaya.
Sumado a todo cuanto señalado precedentemente, existen más referencias concretas acerca del paso de nuestro Zorzal por ese instituto.

En una publicación titulada “Galería de ex alumnos que han desfilado por el Colegio Pío IX (San Carlos)” se nombra a Gardel y se hace referencia a que en 1902 “Traba relación con Ceferino Namuncurá: comparten el mismo dormitorio “María Auxiliadora”: su número de ropa es ahora 80. Ambos cantan en el coro que dirige el P. José Spadacecchia. Al fin del año Gardel saca Diploma “Digno de Alabanza”.

También se menciona en dicho escrito la existencia, desde el año 1936, de una placa que está ubicada junto a la actual entrada de loa Capilla de las Reliquias de la “Basílica” y que todos los años en la fecha del fallecimiento del cantor se reza en ella, una misa en su memoria.

Es necesario resaltar la importancia de este hecho, pues la persona que hizo colocar la placa era un amigo, ex condiscípulo del “Máximo, a quien nadie podía engañar. Él bien sabía que su compañero de otrora era el cantor trágicamente desaparecido en Medellín.

Vale también agregar que el 21 de marzo del 2006 el diario La Nación de Buenos Aires publicó la siguiente carta de un lector, que ratifica todo lo expresado precedentemente:

Señor Director: "Me dirijo a usted en relación con la nota publicada en la edición del viernes último, titulada «Los secretos de Gardel», de la prestigiosa escritora Alina Diaconú, con el objeto de recordar que Carlos Gardel cursó estudios en el colegio salesiano Pio IX, en esa época de artes y oficios, al cual ingresó el 2 de abril de 1901 como artesano en la sección Tipografía, pasando posteriormente a la sección “Estudiantes”. "Fue compañero de Ceferino Namuncurá, cuyo proceso de beatificación se está actuando en la Santa Sede, y ambos pertenecieron al coro del colegio que dirigía el padre José Spadavecchia. A fines de 1902, Gardel salió de vacaciones y ya no regresó al mencionado colegio. Al fallecer uno de sus amigos, hizo colocar una lápida recordatoria en la cripta de la basílica de San Carlos y María Auxiliadora, aledaña al colegio donde había estado. "Por lo tanto, consideramos a Carlos Gardel ex alumno salesiano, y el día de su fallecimiento esta asociación hace rezar una misa en su homenaje en el citado templo."
Arturo García
Asociación de Ex Alumnos de Don Bosco de Buenos Aires
Quintino Bocayuva 193, Capital

El paso de Carlos Gardel por los claustros salesianos queda demostrado así, una vez más. Nadie mejor que los ex alumnos del Colegio San Carlos para rubricarlo.

Es muy difícil compaginar respuestas, cuando la “mala leche” ronda en el ambiente y mete sus bocadillos, confundiéndolo todo. Carlos dijo repetidas veces haberse educado en una escuela de curas.

Esto lo dijo Gardel, así como suena y sin embargo a una discípula del Dream Team se le ocurre – porque sí - cambiar la historia y afirmar respecto del mencionado estudiante: “imposible que fuera Gardel”.

A esto llamo yo “mala leche”, pues más allá de las declaraciones del mismo Carlos y de Isabel del Valle, existe un hecho incuestionable que no puede poner en duda tal aseveración y que por el contrario constituye una PRUEBA más de su veracidad. Se trata del continúo homenaje de sus mismos compañeros de ruta en el Pio IX, como así también del cuerpo de maestros de la institución, que anualmente ofician una misa a su memoria.

Sin embargo esto no termina aquí. Vale la pena recalcar TRES aspectos fundamentales que hacen a la vida de Carlos y que él seguramente asimiló de las enseñanzas recibidas en el colegio de la calle Yapeyú.

1 - Nos cuenta la señora Stella Maris de Requejo (DNI 14.399.863) que "Como ex alumno salesiano, mi marido puso en práctica a lo largo de su vida uno de los lemas de Don Bosco: «Que todos aquellos con quienes hables se vuelvan amigos tuyos» y a pesar de que él no pudo hablar con cada una de estas personas tan especiales, sé que ya les ha hablado al buen Dios de cada una de ellas."

Y así siempre procedió Gardel, cosechando amigos durante su transito por la vida, donde en todo momento se mostró como una persona desinteresada y leal, amigo de sus amigos y un hijo cabal.

2 - Otra enseñanza del santo de “Castelnuovo d'Asti” que Carlos nunca olvidó – tal cual lo señala Guada Aballe – fue respetar su premisa de que “el aseo y el orden exterior indican la limpieza y pureza del alma”

3 - Y si algo faltaría recalcar aún, basta con hurgar en ese pasado salesiano de Carlos, para encontrar el porque de esta frase insertada por él en su testamento ológrafo: “cuarto - no debo suma alguna y perdono todo lo que me deben…”,

A través del libro “Algo más sobre Gardel” escrito por la señorita Aballe, hemos podido enterarnos que el modelo a seguir que se presentaba a los alumnos del Colegio Pío IX, era la vida de Domingo Savio, quien había sido un joven con excelentes aptitudes para el canto, de cabello liso y bien peinado, pulcro en su presentación personal y siembre sonriendo, que con extrema generosidad, poco antes de morir, le dijo a un compañero: “Todo lo que me debés te lo perdono”, gratificante actitud que prendió en Carlos hasta el grado de imitarlo y no solamente en esto, sino en todo.

Bella conclusión para desechar tanta falsedad. Nadie podrá negar que esta acción obedece a un rasgo cultural adquirido en su paso por la escuela salesiana. Durante toda su vida Carlos hizo gala de haber absorbido la enseñanza recibida en el “Don Bosco”, más allá de sus travesuras y de hechos propios de la inexperiencias de sus años juveniles.

Resumiendo, si a su muerte - treinta años después de haber dejado el colegio – y ya convertido en un hombre público, aquél Gardes salesiano es prontamente reconocido por allegados a esa institución como el cantor “Carlos Gardel” y otros muchos documentos obrantes en los archivos del Pio IX coinciden en tal sentido, ¿De que escuelita de la calle Durazno me están hablando?

Además, si las huellas dactilares del Gardes de 1904 que se dice francés ante la policía de la provincia de Buenos Aires, concuerdan perfectamente con las del pasaporte del CARLOS GARDEL del año 1923 y si su madre lo dice y él lo escribe y firma de puño y letra: ¿Cómo puede objetársele el haber nacido en Toulouse?

Esto último dicho un tanto elípticamente por respeto a la verdad histórica, pero convengamos que el MOROCHO DEL ABASTO fue, es y será por derecho propio y decisión popular: ARGENTINO, tal cual él lo manifestó (ver Hamlet Peluso y Eduardo Visconti - “Carlos Gardes y la Prensa Mundial”) al diario “El Mundo” de Puerto Rico al declarar: “Soy porteño como dicen en mi país. NACÍ EN BUENOS AIRES y (riéndose) no quiero recordar la fecha”.
¿Quieren más? – Quizás se pueda.

José Pedro Aresi
mayo del 2008

lunes, 5 de mayo de 2008

GARDEL: LA MENTIRA UTILIZADA COMO ARGUMENTO MALSANO




Nuestro deber es condenar las mentiras con que se pretende torcer la verdadera historia del “Morocho del Abasto”.


Así es como hoy nos ocupamos de reflotar esta mínima reflexión, que con su proverbial calidad investigativa, deductiva y analítica, nos transmite el amigo Juan Carlos Orofino: ” Eduardo Paysée Gonzalez con su libro "Carlos Gardel, páginas abiertas" se ha convertido en un ejemplo de lo que afirmamos. Este autor intenta demostrar que Gardel no tenía 44 años al morir sino varios más y que era oriundo de la vecina orilla. Es lo que se pretende a través de un grueso volumen de 471 páginas que ha recibido varias distinciones en Uruguay de acuerdo a lo que puede leerse en la primera página de una edición del libro impresa en Montevideo y que data de 1993.”


“Rápidamente el lector advierte comprobando las fuentes de la obra que se trata de un trabajo donde el autor no ha tenido la precaución ni el cuidado de establecer contacto directo con la documentación o con los protagonistas de la historia que pretende demostrar, limitándose a reproducir en gran medida especulaciones extractadas de fuentes de segunda o tercera mano: por lo general diarios y revistas de dudosa confiabilidad. Lo que en la jerga periodística se denomina “técnica del refrito”.


Ampliando lo que muy bien dice Orofino, cabe recordar a los lectores que el “refrito” es un clásico de la literatura utilizada hasta hoy, por el selecto grupo de “desinvestigadores” uruguayos y sus seguidores. Para comprobarlo basta leer cualquiera de sus escritos, porque todos carecen de una pizca de originalidad y repiten siempre lo mismo, amén de algún que otro “bolazo” que se les ocurre inventar y que mueren irremediablemente al no poder ser sostenido con pruebas, tan pronto se los analiza publicamente.


Continúa diciendo Orofino: “Paysée no demora en insistir con su "tesis" que Gardel habría nacido "a fines de 1884" aunque también amplía su especulación y menciona el período 1882/1885 como "posibles años" de nacimiento del "Gardel uruguayo".


Y agrega ”Resulta imposible y no es nuestro objetivo tampoco, efectuar una "disección" del libro de Paysée al que el abogado y periodista uruguayo ha dedicado sin dudas un tiempo considerable en redactar y esto lo decimos por su extensión, comprobándose por el contrario que muy poco esmero se detecta en la recopilación y presentación de documentos originales y pruebas directas que llamativamente brillan por su ausencia. Eso sí, abundan las anécdotas y los relatos indocumentados.”



”Si fuéramos a comparar lo que presenta Paysée a la luz de nuestras propias recopilaciones y encuestas en Argentina y también con el material procedente de Francia tanto en lo referido a documentación original y entrevistas realizadas con personas vinculadas estrechamente a Gardel, muchas de las afirmaciones que formula el autor uruguayo no solo caerían bajo sospecha en cuanto a su verosimilitud, sino que un elevado porcentaje desaparecería por completo dada su evidente fragilidad”.



”Esa ausencia de pruebas directas ha motivado que el autor se limite a presentar nada más que especulaciones. Y como suele ocurrir en estas cuestiones, una especulación "avala" a “otra” que tampoco demuestra nada y de allí surge toda una cadena de "relatos" poco creíbles por su incongruencia, transformando la pretendida biografía en una mala novela de poco feliz contenido.” Así también han procedido sus émulos, que llenan hoy Internet de especulaciones mentirosas en páginas carentes de calidad histórica y que sí abundan en expresiones maternalistas y de soberbia.


Ahora bien, como afortunadamente el abogado Paysée aún vive, confiamos que en algún momento se atreva a darnos una respuesta coherente acerca del ¿Porqué? de tanto pretendido engaño.